Solidaridad dentro de una cancha |
El jugador de pádel sabe que la solidaridad con la pareja de juego es fundamental para solidificar un equipo. Ningún competidor piensa en el individualismo y excentricismo (vidapropia, como rotula la neolengua) como resaltaba el libro 1984 de George Orwell.
El compañerismo dentro de una cancha es la primera lección que se le reitera a un principiante antes de agarrar una pala.
Individualismo |
Sí esta regla no existiera, cada hombre se controlaría por sus propios medios, ganaría el encuentro por su óptimo estado físico y fortaleza de los golpes.
En definitiva, los partidos serían previsibles y monótonos sin afán de la ayuda mutua. De igual manera que vivían los habitantes de Oceanía en la ciencia ficción de 1984: "Las casas de Victoria eran antiguos pisos construidos hacia 1930 aproximadamente (...) caían constantemente trozos de yeso y de la pared, las tuberías se estropeaban con cada helada...", señalaba.
Con seguir este ejemplo de individualismo, el padelista controlaría "los verdaderos sentimientos y haría lo mismo que hacen los demás , como una reacción natural", según relataba el escritor británico.
Armar un grupo propio |
Tras consolidarse la solidaridad de una pareja tanto en la coordinación de tiros y el sostenimiento de los estados de ánimo, ambos deben vincularse personalmente (hablar sin timidez) y familiarmente. Además deben descubrir los gustos culturales, deportivos, musicales; costumbres, manera de entender la realidad y pensamiento ideológico de los hechos de la vida cotidiana.
También manifestar uno y otro las preocupaciones como le aclara el jugador Juan Martín Díaz a Fernando Belasteguín (parejas número 1 del pádel mundial): "Para ganar un partido hay que saber relacionarse tanto en los buenos momentos como los malos", exclama en varias ocasiones. El hecho de no alcanzar este objetivo, termina de etiquetar a una sociedad imaginada por Orwell: "Se trata solo de pasar el tiempo en inmundas tareas, luchar para meterse en el Metro...".
Juan Martín Díaz (cara de frente) se abraza con Fernando Belasteguín |
Sí una dupla asocia la colaboración de juego con la honestidad y el afecto se genera un verdadero equipo. El ejemplo claro son los mencionados Díaz-Belasteguín. Ellos juegan juntos hace cinco años y lograron más de sesenta títulos. No consiguieron estos títulos por mérito físico, sino también por resolver cara a cara diferencias... sin guardarse nada.
El pádel fue creado para promover el compañerismo. Muy alejado al mensaje de la "absoluta falta de contenido" que proyectaba Orwell en 1948 para un futuro próximo.
SIEMPRE PICA ADENTRO
Correcciones:
ResponderEliminarBien el posteo, cumple con la consigna, aunque de manera precoz, porque todavía no llegamos a pedirlo.
Bien de todos modos, adelantando trabajo.
Releer siempre.