Soñaban con ser tenistas profesionales, pero el pádel les dio una segunda oportunidad y los hizo famosos

Alguna vez Diego Armando Maradona dijo: "Mi primer sueño es jugar en la selección... y el segundo, ganar un mundial". Ambos deseos los cumplió: Maradona debutó, a los 16 años, en la albiceleste ante Hungría y en 1986 alzó la Copa del Mundo para la Argentina. 

Trece chicos argentinos tenían la ilusión de jugar al tenis, igual que Diego, pero con distinto final. Ellos no sabían que en futuro iban a estar dentro de los cien mejores del ranking Pádel Pro Tour (PPT), circuito más relevante internacional.


Roberto Gattiker (Nº 77) y Gustavo Pratto (Nº 28) tuvieron similar incursión en el deporte. Gattiker jugaba al tenis desde los 20 años y su primo, en Punta del Este, lo invitó a probar con la pala. Y desde 1989, se integró al deporte definitivamente. En 1990, empezó a competir profesionalmente. Robby, como así lo apodan, reconoció el por qué se pasó: "Estaba cansado de viajar con el tenis y extrañaba mucho" a mi familia. Pratto se metió en el pádel a los 11 años "con un amigo del colegio".

Mediante un club de barrio se incorporaron al pádel Hernán Flores (Nº 60), Fernando Poggi (Nº 14) y Matías Sangiorgio (Nº 5). Ellos en diferentes canchas: Flores en Red Star, Poggi en San Martín Pádel y Sangiorgio en el Plata Tenis Club. Ambos se destacaron en la práctica del deporte y decidieron abocarse a ello. 

Los demás soñadores por competir con la raqueta, dieron vuelta su opinión por el auge de la disciplina en la Argentina (especialmente la década del ´90). Caso Federico Millán (Nº 31), Marcelo Capitani (Nº 45) y Hernan Auguste (Nº 6). Millán en esa época le "empezó a gustar cada vez más".   
La fantasía de Juan Martín Díaz era "jugar una Copa Davis", según cuenta. Por eso él desde chico compartió tardes de pegarle con la raqueta en un Club Deportivo de Mar del Plata. En la década del ´80 se destacó a nivel pádel y decidió elegir la pala (instrumento que lleva en mano el jugador de pádel). 

Diez años después se mudó a España. Allí ganó varios campeonatos y es el Nº 1 del Padel Pro Tour, circuitos más importante donde se juega el deporte. "El galleguito", como así lo conocen, se ganó el afecto y carisma de los españoles: cada día recibe un mensaje de aliento en su página web (ver mensajes).

El otro caso similar es el de Adrián Allemandi. En sus primeros años de niñez agarró una raqueta y se inscribió para competir en Junior. En esta categoría, él llegó ganarle a Guillermo Coria y David Nalbandian. Pero lo dejó de lado en 2002 y se radicó en Sevilla, España. Allí conoció el juego del pádel y lo practicó de modo amateur en un club de esa ciudad "porque no tenía trabajo", declaró en una entrevista a la Asociación de Jugadores Profesionales de Pádel (AJPP).

El hombre nacido en Neuquén se abocó en el aprendizaje del juego y salió campeón siete veces. Con estos triunfos, se ganó el apoyo de los patrocinadores y el respeto de la gente: "El pádel todavía lo veo como un juego", confesó. Ahora es el Nº 22 del ranking del Pro Tour. Actualmente hay treinta y ochos compatriotas que viven, juegan y luchan en España. Lo más insólito que juegan pibes y hombres de mayor edad: Ramiro Moyano, 44º del ranking, tiene 22 años en cambio Gattiker tiene 45 años y mantiene la calidad de su nivel.

                                                                                                   

                                                                                                         SIEMPRE PICA ADENTRO